En plena era de uso de la más moderna tecnología, donde se compra desde un teléfono móvil, se conduce un vehículo recargado con un enchufe o se consigue enviar un correo electrónico en cuestión de segundos al otro lado del planeta, en medio de una vorágine de prisas, estrés, smartphones y Tabletas digitales aun convive una generación de personas que no sabe leer ni escribir.
Las cifras de analfabetos en España reflejan una realidad anclada en el pasado, donde el trabajo se imponía a cualquier tipo de cultura, educación a la que las mujeres, por el mero hecho de serlo, no tenían acceso por falta de derechos. Actualmente conviven junto a nosotros más de 800.000 personas con un nivel cultural por debajo del mínimo, es decir, no pueden valerse por sí mismas para leer o escribir en las mismas condiciones que el resto.
Dentro de esta cifra 7 de cada diez son mujeres, muchas de estas mujeres (más de la mitad) ya han pasado las siete décadas de vida, cualquiera de ellas puede ser nuestra vecina, nuestra abuela, nuestra madre… En el resto del mundo hay cifras para poner los «pelos como escarpias», existiendo zonas donde no solo la mitad de su población es analfabeta, sino donde se reduce la edad de estas personas, alcanzando a niños y adolescentes, en total más de 65 millones de menores sin escolarizar en todo el planeta.
Para erradicar esta situación, en nuestro país se implantan las clases de alfabetización para adultos, donde la esperanza y la ilusión por aprender se entremezclan con caligrafías y cuadernos. Los casos de éxito, de aquellas personas que vencen a sus obligaciones diarias y sus temores y se enfrentan con valentía a romper con su situación de analfabetismo permiten que cada año podamos restar un 3% al número de analfabetos en España.