La inteligencia adquiere una dimensión práctica a través de rasgos, habilidades y cualidades que cada ser humano puede desarrollar a nivel individual. En Formación y Estudios enumeramos seis características de las personas más inteligentes del mundo.
1. Adaptación al cambio y flexibilidad
Es una capacidad que se alinea directamente con la resiliencia. Es decir, refleja el poder de salir de la zona de confort para explorar nuevos territorios, comenzar otros caminos y no permanecer quieto o estancado en un punto determinado. El dinamismo es continuo en el contexto social actual. En consecuencia, la inteligencia también se alinea con la transformación, la evolución y la adaptación. La adaptación al cambio también se manifiesta en el propio poder de reinvención que surge en momentos clave de la vida laboral. Por ejemplo, en aquellos en los que es preciso explorar nuevas áreas de desarrollo profesional.
2. Mentalidad de crecimiento
Existen muchas maneras diferentes de afrontar los retos, obstáculos y oportunidades de la rutina. El modo en el que una persona percibe el horizonte influye en su manera de actuar. Pues bien, la mentalidad de crecimiento establece los pilares esenciales para alcanzar el éxito a través de un comportamiento proactivo que es el reflejo de la determinación de quien se implica en su propio destino.
3. Conocen sus límites
La inteligencia no solo pone el acento en las fortalezas, destrezas, conocimientos y habilidades personales. Una persona sigue aprendiendo cuando es consciente de sus propios límites. Es decir, cuando sabe que todavía le quedan muchos pasos para avanzar en una dirección determinada. Si alguien considera que ya lo sabe absolutamente todo, entonces, se aleja de la premisa socrática que afirma con acierto que «solo sé que no sé nada».
4. Curiosidad: motor para saber más
¿Cuál es el motor del aprendizaje y el crecimiento constante? La curiosidad es un antídoto esencial que invita a responder nuevas preguntas, promueve la investigación y el diálogo. Es decir, una persona inteligente puede tomar la iniciativa para documentarse a través de diferentes vías como, por ejemplo, la lectura y el estudio. Pero también puede estar en contacto con diferentes expertos para nutrir su propia sabiduría por medio de la conversación, las preguntas abiertas y la retroalimentación constante.
5. Inteligencia emocional y social: autoconocimiento e introspección
Existen distintos tipos de inteligencia. Pues bien, la inteligencia emocional y social marca la diferencia en la existencia de un ser humano. En la actualidad, existe una mayor conciencia en torno al significado de lo que implica la empatía, la comunicación asertiva, la negociación, la retroalimentación, la colaboración, el trabajo en equipo, las habilidades sociales…
Es decir, el éxito profesional va mucho más allá del saber adquirido por medio de una formación especializada. Actualmente, los departamentos de recursos humanos de las empresas valoran de forma especial a aquellos talentos que poseen un buen nivel de inteligencia emocional. Es decir, potencian la introspección, el autoconocimiento y el bienestar anímico.
6. Visión práctica: la clave del saber hacer
La verdadera clave del saber va más allá de su base teórica. Es decir, posee una dimensión práctica como muestra la importancia del hacer. A través de la orientación práctica es posible desarrollar nuevas habilidades, competencias y conocimientos. Pues bien, las personas más inteligentes también unifican con acierto la dimensión teórica y práctica en su propia formación y aprendizaje.
Cada ser humano, más allá de su nivel de inteligencia, posee unas características específicas. Sin embargo, como hemos comentado, la inteligencia emocional y social sí adquiere una relevancia importante en el ámbito social, afectivo y laboral. Es decir, el conocimiento y la comprensión de las emociones es determinante para alcanzar un mayor grado de felicidad.