Durante el proceso de estudio es muy importante que una persona tenga la capacidad de explicar con sus propias palabras el contenido de aquello que ha aprendido. Sin embargo, la memorización siempre es necesaria en la rutina académica puesto que existen datos que deben interiorizarse. Por ejemplo, nombres de personajes célebres, fechas o acontecimientos históricos. Evidentemente, cuanto más extenso es el material que el alumno debe repasar, más compleja es la tarea de recordar las ideas principales. Sin embargo, las técnicas de memorización son útiles y prácticas en la preparación de un examen o en el afrontamiento de una próxima oposición.
Índice
1. Establecer asociaciones y juegos de palabras
Por ejemplo, el término que quieres integrar en tu memoria puede parecerte más familiar si lo pones en conexión con una palabra similar que te resulta cercana y conocida.
2. Hacer listas
Elaborar listas es un recurso práctico en la gestión del tiempo como forma de organización y planificación. Sin embargo, el proceso también puede utilizarse con un fin diferente: la memorización. Es decir, puedes elaborar una lista integrada por varios conceptos que tienen algún elemento en común. De este modo, al encontrar un hilo conductor, es más fácil asimilar los conceptos que componen la información.
3. Repetir una información en voz alta
Seguro que en algún momento has vivido la siguiente experiencia en el plano académico. Tal vez recuerdes el instante en el que, tras haber estudiado un tema, alguien te hace preguntas concretas que tú respondes. Ese ejercicio es positivo para tomar conciencia de lo aprendido (y de lo que todavía queda por reforzar y repasar).
Sin embargo, en la etapa adulta es recomendable tener la autonomía necesaria durante el proceso de aprendizaje para no depender continuamente de una figura que, desde el punto de vista externo, desempeña el rol de hacer preguntas específicas (siguiendo el ejemplo de la secuencia que hemos mencionado). Puedes repetir una información en voz alta, tantas veces como necesites hacerlo, hasta que hayas memorizado los conceptos que estás analizando. Aunque estés solo en tu zona de estudio, puedes imaginar que hay otra persona que te acompaña en ese momento. Y tú le hablas en voz alta para que te escuche con claridad.
4. Subrayar las ideas principales
Una de las técnicas de memorización más sencillas y efectivas es el subrayado. En primer lugar, es un proceso práctico para identificar y señalar los conceptos clave, aquellos que se diferencian de otros términos que ocupan una posición menos significativa en relación con el tema. Es posible combinar dos colores diferentes durante el subrayado para diferenciar el tipo de información a nivel visual. Pero no es recomendable seleccionar un exceso de tonalidades porque puede generar confusión.
5. Estudiar con música relajante que potencia la concentración
Algunas personas prefieren estudiar con música, al menos, en momentos concretos de la rutina. Un sonido instrumental puede convertirse en la banda sonora que suena de fondo en la estancia. Si la música te ayuda a concentrarte durante el tiempo de estudio, entonces, puedes utilizarla para memorizar mejor nuevos conceptos. En definitiva, selecciona una melodía que no te lleve a poner la atención en la letra, sino que te acompaña prácticamente sin que te des cuenta. De este modo, te fijas en tu verdadero propósito: el estudio.
6. Crea una historia original con conceptos clave
Las técnicas de estudio y memorización ponen en valor el ingenio. Es decir, implícate de forma proactiva para aprender nuevos conceptos a través de fórmulas creativas como la elaboración de historias breves a partir de términos clave.
¿Qué otras técnicas de memorización te ayudan a estudiar mejor cuando tienes que preparar un nuevo examen?
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