Cuando se habla de hematología se hace referencia a una rama de la Medicina que estudia todo lo que tiene que ver con la sangre, desde posibles trastornos de la misma hasta enfermedades. De esta manera, un hemátologo no es más que un médico que está especializado de manera principal en las enfermedades de la sangre. La hematología es una especialidad de la medicina que tiene mucha salida laboral.
En el siguiente artículo te hablamos de una manera más detallada de esta profesión y de los diferentes requisitos que hacen falta para convertirse en un buen hematólogo.
Funciones de un hematólogo
Aunque las labores principales de un hematólogo están relacionadas con la sangre en general, su radio de acción se amplía a otros órganos del organismo como son el caso de la médula ósea o los ganglios linfáticos. De todas maneras y a parte de lo visto, las funciones principales de un hematólogo son las de prevenir, diagnosticar y tratar diversas afecciones o enfermedades de la sangre.
Las enfermedades de la sangre sobre las que suele actuar un hematólogo son las siguientes:
- Anemia o falta de hierro en la sangre.
- Hemofilia.
- Cáncer de sangre como ocurre en el caso de la leucemia.
- Diversas enfermedades o afecciones relacionadas con la médula ósea.
A la hora de realizar un diagnostico lo más concreto y fiable posible, el hematólogo empieza por diversos análisis que le ayuden a explorar de una manera detallada la propia sangre del paciente. Una vez obtiene dichas pruebas y tras haber explorado a la persona, emite un diagnóstico y a través del mismo, comenzar el mejor tratamiento posible.
La actuación de un hematólogo no se limita de manera exclusiva a los hospitales, sino que también puede trabajar en laboratorios y universidades. En cuanto a los pacientes, existe una rama que deriva en pediatría a la hora de tratar a niños con problemas en la sangre. Además de todas estas funciones, el hematólogo está capacitado para realizar tratamientos con células madres, para recetar ciertos medicamentos o para realizar diversas terapias que ayuden a solucionar diversas afecciones de la sangre.
Qué hace falta para ser hematólogo
Si una persona decide ser hematólogo, debe cursar los 6 años de Medicina y a partir de ahí realizar cuatro años de hematología. Se trata de 10 años estudiando y realizando diversas prácticas. Como ocurre con cualquier especialidad de la Medicina, requiere de mucho tiempo además de constancia y esfuerzo.
Un hematólogo asiste de manera constante a seminarios o eventos con el fin de ampliar su conocimiento y estar al día de nuevas investigaciones en su campo. Ello es importante a la hora de que su labor frente a los pacientes sea la mejor posible. Es clave por tanto en un buen hematólogo el poder ampliar sus conocimientos en todo lo que rodea a la sangre y a sus posibles afecciones y enfermedades.
Aparte de la propia carrera universitaria, los profesionales en hematología pueden realizar diversos cursos que ayuden a ampliar todos sus conocimientos y mejorar a la hora de ejercer frente a los pacientes. Aparte de ello, la realización de tales cursos ayudan a ampliar los horizontes laborales de dichos profesionales.
Cuál es el salario de un hematólogo
El salario medio de un médico especializado en hematología ronda los 75.000 euros brutos al año. Estas cifras varían de manera notable en el caso de que el médico especialista ejerza en centros públicos o si por el contrario, ejerce en la Sanidad privada. Hay que indicar que fuera de España, la profesión de hematólogo está muy demandada, lo que hace que el salario sea mucho mayor al de España.
El salario de un hematólogo también va a variar según la experiencia del profesional y la zona geográfica en la que ejerza. En muchos casos, es aconsejable el manejarse perfectamente en un idioma como el inglés y probar suerte fuera de España.
En definitiva, la hemotología al igual que ocurre con otras especialidades dentro de la Medicina, tiene múltiples salidas laoborales incluso fuera de España. Es verdad, que se trata de una carrera universitaria que exige una gran dedicación y muchas horas de estudio, pero la satisfacción por poder ejercer y llevar a la práctica los diferentes conocimientos adquiridos, lo compensa todo.