La relación con el tiempo y la productividad son aspectos complejos. Seguramente que en algún instante has comprobado cómo cumplías con numerosas responsabilidades en momentos en los que estabas muy ocupado. Por el contrario, seguro que también has aplazado tareas y objetivos en días en los que tenías muchas horas libres. No pasa nada por aplazar un reto en un momento determinado. Sin embargo, cuando la postergación se convierte en una inercia habitual, puede mostrar el síntoma de un malestar emocional y, también, potenciar el sufrimiento anímico por la huella que este ingrediente deja en la autoestima. ¿Cómo dejar de procrastinar a partir de ahora?
1. Identifica qué tareas tiendes a posponer más
La trampa de la postergación tiende a girar en torno a asuntos que se repiten de manera habitual. Para generar un cambio al respecto, identifica con más claridad cuáles son esos asuntos que dejas para mañana porque te aburren, te asustan, te parecen complejos o cualquier otra cuestión.
2. Ponte un plazo y una fecha
¿Cómo actuar para no postergar tareas importantes? Establece un plazo real para realizar la tarea que vas a desarrollar. Fija una fecha en tu agenda y cúmplela. Es decir, si quieres que la planificación sea realmente efectiva, pon en práctica la previsión inicial.
3. Aléjate de otras distracciones y céntrate en lo importante
Puedes conectar con un montón de distracciones que te quitan el tiempo y la atención que necesitas dirigir hacia otra dirección. Podrás consultar las redes sociales, devolver una llamada de teléfono o cualquier otra gestión cuando finalices la tarea que quieres completar. ¿Qué otras distracciones suelen alejarte de lo que debes atender a corto plazo? Pon un nombre más concreto a los ejemplos para incrementar tu poder de respuesta ante esos estímulos. Es decir, rompe con el patrón que repites habitualmente.
4. El poder del premio interior: la recompensa
Sin duda, cuando haces una tarea que tiendes a posponer, experimentas una sensación de bienestar interior. Y esa sensación es la principal recompensa que puedes experimentar. Pero también puedes utilizar el recurso del premio elegido de forma consciente como medio para alimentar todavía más la motivación. ¿Qué pequeño capricho te vas a conceder cuando completes la gestión? Por ejemplo, quizá puedas regalarte un agradable descanso durante un rato. También puedes aplicar otra perspectiva para compensar el esfuerzo realizado en dicha tarea. Por ejemplo, tras la gestión que tiendes a posponer, programa una actividad que te resulte más fácil y divertida.
5. Cómo dejar de procrastinar: fomenta el hábito de terminar lo que empiezas
¿Cuántos proyectos quedan a medias si la persona se acostumbra a posponer para más tarde las tareas que debe llevar a cabo para completar un proceso? A veces, contrasta la ilusión con la que alguien inicia un nuevo proyecto y la desmotivación que siente cuando se produce el primer obstáculo. Comprométete contigo mismo y con tu crecimiento personal. Es decir, además de avanzar hacia la meta, y de actuar de manera responsable con lo que quieres lograr, recuerda que el principal compromiso es el que mantienes contigo. En consecuencia, reflexiona sobre qué hábitos quieres reforzar para ser constante.
6. Sigue el ejemplo de personas que destacan por su proactividad
Todas las personas aplazan y posponen tareas en algún momento. Sin embargo, también hay muchos momentos de proactividad que puedes protagonizar en tu vida o percibir a través del comportamiento de otras personas. Pues bien, sigue el ejemplo de personas que, desde tu perspectiva, destacan por su determinación para luchar por sus sueños a pesar de las dificultades o complicaciones que encuentran en el camino.
¿Cómo dejar de procrastinar a partir de ahora? ¡Céntrate en las metas que quieres conseguir!