Existen distintos perfiles profesionales que trabajan en el ámbito social, ofrecen apoyo a personas que se encuentran en situación de vulnerabilidad. Sin embargo, existen perfiles que aunque desarrollen su labor en un mismo ámbito, se diferencian en matices significativos.
Como indica el propio término, el concepto asistente social hace referencia a la asistencia. Este es el enfoque adoptado en el ejercicio de esta profesión. La asistencia se convierte en el medio de ayuda que caracteriza a esta labor. Sin embargo, el lenguaje evoluciona y, actualmente, se utiliza más el término de trabajador social para poner en valor el trabajo desempeñado por este perfil.
Distintas maneras de entender la ayuda
Generalmente, ambos profesionales trabajan en un equipo, forman parte de diversos proyectos que están integrados por perfiles complementarios. Todos ellos suman un grupo interdisciplinar, ya que una misma realidad puede abordarse desde distintas perspectivas. Tras haber realizado un diagnóstico de una situación compleja, los expertos elaboran un plan de intervención para aportar el apoyo adecuado un grupo específico o a una persona individual.
Todo ser humano tiene derechos y responsabilidades en la sociedad. Sin embargo, los derechos de una persona pueden ser vulnerados como si ese alguien fuese invisible. Por ello, el asistente social trabaja para defender la igualdad de oportunidades porque esta igualdad, además, es clave para la evolución de todos. En ocasiones, una intervención se produce como consecuencia de una situación identificada, que plantea una necesidad de ayuda. Pero la prevención es clave para promover el desarrollo social y el bienestar.
¿Qué estudia un asistente social?
Esta es una de las diferencias que podemos encontrar con el trabajo social. No existe un único itinerario que capacite al profesional para desempeñar esta responsabilidad en una entidad de ayuda especializada. El profesional puede cursar un grado universitario, pero también existe la posibilidad de elegir un programa de Formación Profesional. Conviene puntualizar que algunos perfiles estudian en la universidad el Grado de Trabajo Social. Pero la Formación Profesional, que tiene un enfoque eminentemente práctico, también ofrece oportunidades laborales en este campo.
Los términos asistente social y trabajador social muestran una misma realidad en la práctica de la vida diaria. De hecho, se utilizan como si fuesen sinónimos en el lenguaje cotidiano. Sin duda, lo más relevante es el acompañamiento a personas que se encuentran en una situación de riesgo o de vulnerabilidad. Pero el propio lenguaje muestra diferencias significativas. El enfoque adoptado por el trabajo social se aleja del asistencialismo original para incrementar el empoderamiento personal de quienes, a través de esta ayuda, obtienen otros recursos y herramientas.
De este modo, la persona que recibe la ayuda es protagonista de su propio proceso de superación a largo plazo. A partir de este apoyo, cuenta con nuevas habilidades para afrontar las situaciones y dificultades del día a día.
Beneficios de la acción social
La acción social es fundamental para potenciar el bien común. Y los servicios especializados en este ámbito promueven el bienestar. Por tanto, la principal diferencia entre las profesiones que analizamos en este artículo no reside tanto en las responsabilidades asumidas por cada trabajador, sino en la evolución del propio lenguaje a lo largo de la historia. Una evolución que es a su vez el reflejo de una transformación social y de una nueva sensibilidad.
El trabajador social orienta y acompaña a personas o familias. Y utiliza los recursos disponibles para brindar este apoyo. Cualquier persona que lo necesite puede ponerse en contacto con el trabajador social de su zona para solicitar información sobre un tema específico. Sin embargo, como hemos comentado previamente en este artículo en Formación y Estudios, el enfoque de esta ayuda no es asistencial.