La dislexia se ha convertido en una enfermedad más o menos grave que está impidiendo a cientos de niños que estudien en condiciones. Se traduce, en la mayoría de ocasiones, en problemas de lectura. Aunque eso no es lo único, ya que también hay dificultades en detectar palabras acentuadas.
Según la Universidad de Granada, los niños con dislexia deben recibir actividades de expresión oral y de lectura para poder diferenciar tonos, acentos y entonación. Hay que tener que tener en cuenta que tienen problemas para reconocer palabras de manera correcta, escribir sin faltas de ortografía y descodificar vocablos. Las consecuencias ya las sabéis: si no se detecta a tiempo, el rendimiento puede llegar a bajar de manera notable.
Para ayudar a los niños que tienen dislexia, sólo hay que apoyar y motivar a los mismos, dedicándoles el tiempo suficiente para hacer los deberes y manteniendo un contacto regular con los profesiones que le den clase. También es necesario que se pongan en marcha diferentes tipos de ejercicios, sobre todo aquellos que fomenten la lectura correcta y proporciones actividades verbales.
No todos los niños llevan el mismo ritmo, lo que significa que tendremos que adaptar según quien sea. Es posible que haya que hacer un estudio previo con el fin de comprobar la situación.
Si por algo se caracteriza la dislexia es porque provoca muchas dificultades a los afectados. Tened en cuenta que el apoyo es esencial, y que con un poco de esfuerzo los niños podrán llegar lo suficientemente lejos como para que la enfermedad no sea una problemática.