Cuando nos ponemos a estudiar, una de las cosas en las que más nos fijamos es en el tiempo que invertiremos en este proceso. Es algo completamente normal. El día tiene 24 horas que deberemos saber administrar de manera concienzuda. No obstante, también hay que tener en cuenta una cosa: si nuestro rendimiento es bajo, no importa que estudiemos durante mucho tiempo. Es evidente que tendremos que hacer las cosas bien si queremos obtener resultados.
Cuando hablamos de rendimiento, en realidad nos estamos refiriendo al hecho de estudiar bien, sin distracciones y sin nada a nuestro alrededor que haga que nos despistemos. Cuando estemos centrados en los apuntes, es muy importante que nos fijemos bien en lo que estamos haciendo. Si no lo hacemos así , es muy posible que nuestro cerebro no almacene los contenidos de la manera adecuada y, por lo tanto, hagamos mal los exámenes.
Cuando nuestra memoria guarde bien los contenidos, podríamos decir que estamos teniendo un buen rendimiento. En el caso contrario, por mucho tiempo que invirtamos, está claro que no estaremos siendo productivos. Ahí está la diferencia entre estudiar bien y estudiar mal. Y podemos aseguraros que en la segundas ocasiones el tiempo está siendo perdido sin apenas poder recuperarlo.
La próxima vez que os pongáis a estudiar, aseguraros de que vais a poder obtener un rendimiento excelente. Así no sólo aprovecharéis mucho el tiempo, sino que también tendréis la oportunidad de conocer más los apuntes, en menos horas. De hecho, no resulta extraño que, si nos concentramos mucho y bien, estudiemos todo el contenido en menos minutos. Estamos seguros de que os sorprenderéis.