Los lunes, primer día de la semana, se han caracterizado casi siempre por una cosa: son la vuelta a la vida estudiantil después de un fin de semana caracterizado por todo tipo de actividades. Desde las más tranquilas hasta las más revolucionarias. Pero son precisamente las segundas las que provocan que este día sea más cansado que los demás. ¿Por qué nos quejamos tanto cuando llega?
Es normal que cuando termina el viernes nos vayamos a dormir tarde. Esto puede provocar un pequeño desbarajuste en nuestro sueño. Si repetimos la acción el sábado, está claro que el error se hará más grave. Ya deberíais suponer por qué nos cuesta tanto levantarnos el lunes: la razón está en que anteriormente nos hemos acostado (y levantado) tarde.
También podría ocurrir que los lunes tengamos mal humor. De igual manera, está relacionado con la calidad de nuestro sueño. Si dormimos poco el cuerpo no podrá descansar lo suficiente, lo que significa que nos levantaremos con un estado de ánimo no demasiado bueno.
La verdad es que levantarse bien los lunes es más sencillo de lo que parece. Básicamente, tendremos que limitarnos a seguir un horario en nuestra cadena del sueño. Si tenemos que hacerla variar durante los fines de semana, podremos intentar que las horas no cambien en exceso, lo que mantendrá la cadena que hayamos tenido durante toda la semana.
Si lo hacéis todo bien, estamos seguros de que llegará el momento en el que ni siquiera necesitéis despertador para levantaros. Aunque eso no significa que lo tengáis que quitar.