Es aquí cuando entran en escena los puzzles. Los puzzles (también puzles), o comúnmente llamados rompecabezas, no son más que un numero de piezas sueltas que colocadas en su espacio y emplazamiento correctos forman una imagen o un objeto. En la etapa de escolarización previa a la Educación Primaria las aulas están repletas de actividades lúdicas, siendo los puzzles protagonistas de muchos y nuevos descubrimientos. Sin embargo, acabada la fase de pre-escolarización estos elementos desaparecen del entorno de forma absoluta, y ya no se vuelven a utilizar. ¿Por qué?, sencillamente porque se buscan nuevas vías de mejorar el conocimiento, pero aun así se desestiman sus virtudes.
Los beneficios de los puzzles son innumerables, y no deben acabar en la Educación Infantil, sino continuar con su práctica, transformarse en parte del aprendizaje secuencial. No nos inventamos nada, científicamente está demostrado que los puzzles:
– Continuan desarrollando capacidades y aumentando habilidades: creatividad, coordinación, pericia, motricidad y lateralidad, gracias a que obligan al cerebro a trabajar con ambos hemisferios
– Fomentan la sociabilidad y con ella el lenguaje
– Mejoran la capacidad de observación y la comparación, así como la memoria visual
– Consiguen la aplicación de la lógica con mayor rapidez
– Favorecen la superación de desafíos, ayudan a la elaboración de una estrategia y, por tanto, benefician la disposición a ser resolutivos.
– Aumentan la tolerancia ante las dificultades
– Mejoran la autoestima, gracias a la superación del reto
– Fortalecen los vínculos familiares y socio-afectivos, ya que se trata de una actividad que puede compartirse entre padres e hijos, profesor-alumnos.
– En adolescentes y adultos relajan y pueden controlar el estrés
– En la tercera edad resultan una herramienta muy útil para conseguir retrasar los efectos de la demencia senil y la pérdida de memoria.
Nuestro consejo es no abandonar el puzzle, ni en clase, como actividad complementaria, ni en el hogar, como ejercicio estimulante, divertida forma de compartir el tiempo, estrechar lazos y reforzar la trabazón afectiva.
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