Seguro que alguna vez has pensado en si habría algo que mejorara tus aptitudes, que hiciera que, cuando hicieras un curso, el aprendizaje fuera más rápido y que asimilaras los conocimientos lo antes posible, que los pusieras en marcha y te sintieras con ánimo todo el tiempo. Quizá has buscado cursos para aprender gratis, o te has fijado en algunos de pago que te prometen sacar un mejor provecho a tu tiempo y a tu mente. Pero aunque los has empezado, no has acabado.
¿Qué tal si te proponemos algunas formas de mejorar esas aptitudes? Echa un vistazo a estos consejos. Quizá no te sirvan todos, pero seguro que hay alguno que no habías tenido en cuenta.
Para aprender hace falta actitud
Imagina dos casos. Dos estudiantes que se han matriculado en un curso. Uno de ellos lo ha hecho por hacer, porque estaba aburrido y le pareció bueno. Otro, en cambio, sabía exactamente lo que buscaba y quería, y además ya tiene planes para poner el conocimiento y aprendizaje que obtenga en marcha en un proyecto.
El primer caso es de una persona que le da igual que sea un curso para jardinería que uno para construir inmuebles. No tiene actitud, no tiene esa energía que emana en los cursos y que te hace soñar con lo que podrías hacer con ese conocimiento cuando lo terminaras.
En cambio, en el segundo caso, esta persona está motivada y es la propia motivación la que impulsa a realizar el curso pero, también, a ser constante en él.
Muchas veces se empieza un curso con muchas ganas pero poco a poco se desinflan. ¿Por qué? Porque la motivación va y viene y si no la mantienes en alto, es más difícil llegar a buen puerto. Ahí es donde reside la actitud, es decir, esas ganas de seguir y de conseguir el éxito a través del aprendizaje.
Toma aprendizajes y aplícalos
Es habitual que los estudiantes, o cualquier persona piense que, mientras se está estudiando, no se puede aplicar nada porque aún no sabes lo suficiente para llevarlo a cabo con éxito. Y sin embargo, es un gran error.
Conforme se va aprendiendo es importante aplicarlo de inmediato, bien a un proyecto, a un trabajo, a una empresa, a la vida en general. Porque de esta manera no solo te encuentras con dudas y problemas que podrás resolver preguntando en los cursos, sino porque también incidirá en la actitud.
Cuanto más apliques y veas resultados, sobre todo positivos, más ganas tendrás de seguir con el aprendizaje y de aplicarlo a tu vida profesional y laboral. Porque es lo que te da fuerzas para seguir adelante. Y eso es constancia.
Deja que tus emociones salgan
Para mejorar las aptitudes mediante el aprendizaje, los sentimientos y emociones son un pilar fundamental. De hecho, a través de las emociones podemos recordar muchas cosas. Así que utilizarlas y darles rienda suelta es lo mejor.
Por ejemplo, imagina que has puesto en marcha algo que has aprendido. Y que ha tenido mucho éxito. Si en el futuro te enfrentas a otra situación donde has fracasado, ese primer éxito te dará fuerzas para seguir, y sobre todo para encontrar el problema de ese segundo y saber dónde te has equivocado y poder rectificar.
Estableces un contrato contigo mismo
Aprender es una decisión que tú tomas. Puede ser un curso, un máster, una carrera… Pero algo que tú decides. Y por tanto, te comprometes contigo mismo a sacarlo adelante.
¿Qué implica esto? Pues que tienes un contrato contigo que debes cumplir. Hablamos de dedicarle tiempo, de estudiar, de mantener un horario… Esa es tu entrega y si no cumples, entonces quedas mal contigo mismo.
Aprender todos de todos
En la sociedad mostrar debilidad siempre es algo negativo. Y por eso, muchas veces, en las formaciones, cuando se tiene una duda se piensa mucho si preguntarla por el «qué dirán». Sin embargo, una aptitud ante el aprendizaje es verlo de otra manera.
Porque, ¿y si la duda no la tienes solo tú? ¿Y si es algo específico en lo que nadie ha pensado y estás aportando al mismo tiempo un aprendizaje nuevo?
Podemos aprender de todo: experiencias, dudas, problemas, deseos, beneficios… Solo hay que dar el paso.
Date recompensas
Esto está relacionado también con los sentimientos, y consiste en darte un premio cada vez que logres avanzar, porque así te sentirás más animado y motivado a seguir. Por ejemplo, si el curso tiene 10 módulos, un premio cada dos puede ser un buen aliciente.
De hecho, es una técnica que los propios opositores llevan a cabo. ¿Y qué premio puede ser? Un día de descanso, salir de fiesta, comprarse eso que tenías muchas ganas. Incluso puede tener relación con el aprendizaje.
Un ejemplo, imagina que estás en un curso de marketing digital. Y que hablan de crear tu página, de todo lo que debes tener, etc. Tú aún no la tienes, pero acabas de terminar ese módulo. ¿Por qué no comprar el dominio y el hosting y trabajar un día entero en esa web? No solo afianzará tus conocimientos, sino que te generará dudas en ciertas partes que preguntarás, y tendrás ganas de seguir avanzando para saber qué más hacer con esa página.
Busca solo aquello que de verdad vas a usar
Te ponemos un ejemplo. Imagina un constructor que quiere hacer un curso. Y solo queda uno, de diseño web. ¿Le podría interesar? Algunos pensarán que sí, porque así puede hacer su web. Pero, ¿realmente va a ser algo útil, que usará y pondrá en práctica? Lo más lógico es que no.
Destinar esfuerzos, actitudes y aptitudes hacia formaciones que no son útiles es una pérdida de tiempo. Es mucho mejor esperar y encontrar el curso adecuado. Porque esto es solo una antesala de un alumno que, al final, no aprenderá y el proceso estará destinado al fracaso porque no se le ofrece algo a lo que vea salida (salvo que esté pensando en cambiar de trabajo).
Como ves, hay muchas formas de mejorar la aptitud mediante el aprendizaje como iniciativa, trabajo en equipo, liderazgo, resiliencia, comunicación, creatividad… que son factores muy valorados en la actualidad.