El lenguaje es rico no solo en contenido, sino también, en forma. Los recursos estilísticos aportan belleza a un texto escrito, por ejemplo, son frecuentes en un poema. En Formación y Estudios compartimos ejemplos de recursos literarios que puedes utilizar a partir de ahora para embellecer tus escritos.
Onomatopeyas
Esta figura imita un sonido reconocible a través de la sonoridad misma del término con el que se representa. Por ejemplo, «tic-tac» representa el compás de la horas del reloj que conectan con la línea del tiempo. La expresión «jajaja» imita a la risa contagiosa. Por tanto, la onomatopeya es aquella palabra que a través de su pronunciación sonora simula un gesto determinado que resulta identificable y reconocible como tal para el lector.
El ser humano está acostumbrado a utilizar onomatopeyas desde temprana edad aunque no sea consciente de ello. El sonido «guau» para significar el ladrido del perro es un ejemplo de ello.
Otra onomatopeya muy utilizada es «toc-toc» para hacer referencia al gesto de llamar a la puerta de una casa.
Aliteración
En relación con el sonido, existe una figura que también resulta especialmente atractiva por la musicalidad que aporta a un poema. La aliteración hace referencia a una frase en la que existen varias palabras con sonidos similares que aportan un significado al contexto.
Metáfora
Es una figura que expresa de una forma poéticamente bella una idea a través de la vinculación de términos. La metáfora remite a una idea distinta de sí misma al pasar de un contexto a otro. Por ejemplo, la expresión el «árbol de la vida» muestra una asociación de términos a través de la identificación simbólica del árbol en su vinculación con la existencia.
Anáfora
Este recurso muestra la repetición de una misma palabra al inicio de varios versos dentro de un poema. Es decir, esa presencia de términos idénticos no es casual sino que se trata de un trabajo realizado de forma consciente por el lector.
Hipérbaton
El lenguaje tiene su propia secuencia lógica de estructuración interna a través de la suma de sujeto, verbo y predicado. Sin embargo, un autor puede decidir, deliberadamente, romper con el esquema lógico para dar un orden distinto a una frase. Este es un ejemplo de que no solo importa aquello que se dice, sino también, cómo se expresa.
Epíteto
Existe un ejemplo muy utilizado y fácilmente recordable que puede ayudarte a visualizar esta idea. «Blanca nieve«; la nieve es blanca por sí misma, no es necesario remarcarlo de manera objetiva. Sin embargo, la esencia de una figura de este tipo reside, precisamente, en remarcar una evidencia para dar una mayor belleza poética al texto a través de la combinación de sustantivo y adjetivo.
Paralelismo
El nombre de este recurso da pistas de su significado. Es una figura a la que se da forma por medio de la creación de frases con una estructura idéntica, aunque cada frase esté formada por distintas palabras. Sin embargo, más allá de las diferencias es posible observar los elementos en común que existen en esta parte del texto. Por ejemplo, frases que tienen una misma estructura semántica o un mismo número de palabras.
Antítesis
El poder de los constrastes realza la belleza expresiva de una fórmula. Una de las antítesis que ya forma parte de la literatura universal es esta de Mario Benedetti: «Es tan corto el amor y tan largo el olvido«.
El contraste entre la brevedad del sentimiento correspondido y el punto de inflexión en el argumento de una historia que surge a partir de la línea del olvido, hace que este mensaje cale en el corazón del lector por su profundidad.