Existen distintas herramientas de aprendizaje que facilitan el proceso de estudio. El método Robinson está integrado por cinco pasos que comentamos a continuación.
1. Explorar
Como indica el concepto, es una fase en la que el alumno realiza una primera aproximación al texto. Obtiene una primera impresión del contenido general. Es un primer paso que está acompañado por un periodo posterior de profundización, reflexión y comprensión lectora. La propia estructura del texto ofrece información de valor al lector. Por ejemplo, el título y los subtítulos son especialmente significativos.
2. Preguntas
Es importante que el estudiante adopte un rol activo durante el repaso. De este modo, las nuevas lecturas ofrecen la perspectiva necesaria para plantear preguntas e interrogantes. Es decir, es esencial resolver las dudas que surgen a lo largo del contenido. Por ello, es aconsejable que el alumno anote la información en un papel, con el fin de no olvidarla. Es una de las tareas que conviene realizar en el segundo apartado del Método Robinson. Es habitual que el alumno identifique algunos conceptos que no conoce. Y, por tanto, es importante que se pregunte por su significado.
3. Leer
El primer paso del método comienza con una primera lectura general que, como indica, aporta una visión holística del tema. Sin embargo, es necesario profundizar con detenimiento en las ideas principales y secundarias para observar la relación entre ellas. Se trata de una lectura atenta y consciente que puede complementarse con diferentes técnicas de estudio.
El subrayado es uno de los pasos esenciales en dicho proceso, ya que sirve para identificar visualmente los conceptos más relevantes. Aquellas cuestiones que quedan perfectamente enmarcadas en el texto. Existen otras técnicas de estudio que también se aplican en la fase de la lectura. El resumen es una herramienta que facilita la realización del repaso ya que sintetiza las cuestiones más relevantes.
Un proceso de estudio es totalmente personalizado. Por ejemplo, el alumno debe detenerse en cada apartado el tiempo que necesite.
4. Recitar
El método Robinson unifica varias técnicas de estudio a lo largo de las diferentes etapas. El esquema o el subrayado, medios a los que hemos hecho referencia previamente, alimentan la memoria visual. Por su parte, la lectura en voz alta es positiva para alimentar el recuerdo a través de la voz. Es decir, es una práctica que refuerza la memoria auditiva.
Sin embargo, lo verdaderamente importante es que el estudiante explique con sus propias palabras el contenido que ha analizado. Por ejemplo, imagina que quieres transmitir aquello que has aprendido a alguien que te está escuchando. ¿Qué le dirías? En ese momento, también recitas en voz alta el contenido.
El proceso de estudio está acompañado por la lectura consciente del texto. Por ello, recitar implica estudiar entendiendo y verbalizar esa información en voz alta.
5. Repaso
El Método Robinson está integrado por cinco fases que aportan un orden al proceso de estudio. Dejar la preparación de un examen para el último momento produce estrés y tensión. El tiempo dedicado al repaso es clave para reforzar lo aprendido. Sin embargo, el repaso se afianza en un proceso previo que lo hace posible. Puede ocurrir que el alumno necesite dedicar más tiempo al repaso de un tema específico, mientras que comprende con nitidez las novedades de otra asignatura. El repaso es la última fase, eso no significa que sea poco importante.
Aprender a aprender es un proceso que siempre puede mejorarse. El alumno tiene la capacidad de reflexionar en torno a las fortalezas y debilidades de su plan de estudio. En definitiva, el Método Robinson aporta una estructura coherente de pasos que se complementan de principio a fin.