La innovación educativa es el factor que impulsa la excelencia en el proceso de enseñanza y aprendizaje. En todo proceso existen matices que pueden perfeccionarse. De este modo, la búsqueda de áreas de mejora también puede contextualizarse en el ámbito de la educación.
El término que analizamos en Formación y Estudio así lo pone de manifiesto. La tecnología es uno de los ingredientes que ha potenciado la innovación educativa en la actualidad. Ofrece nuevas oportunidades para profesores y alumnos.
La innovación educativa es un proceso de mejora constante
La formación online, por ejemplo, ha mostrado sus fortalezas en un tiempo marcado por la pandemia. La tecnología es un recurso que potencia la innovación educativa como medio para alcanzar un fin. Pero la esencia de la innovación educativa no reside, únicamente, en los recursos tecnológicos. El factor humano está en la base de un proceso que también implica a aquellos profesionales que trabajan de forma vocacional en los centros educativos.
Docentes y otros perfiles que actualizan su currículum constantemente para adquirir nuevas habilidades, competencias y conocimientos. La inteligencia emocional es uno de los ingredientes que tiene una gran importancia en el contexto actual. La innovación educativa pone el acento en la influencia que emociones y sentimientos tienen en el estudio. La curiosidad, la motivación y la creatividad alimentan el interés por el aprendizaje.
El proceso de innovación educativa muestra la conexión constante entre el pasado, el presente y el futuro. La inversión realizada en este ámbito conduce al cumplimiento de objetivos que repercuten positivamente en el propio alumno. Como hemos indicado antes, el factor humano es un motor en la búsqueda de la excelencia en el ámbito educativo. La inteligencia emocional adquiere una gran relevancia en el contexto actual y, también, la realización de proyectos de equipo. A través de esta experiencia, los alumnos practican las habilidades sociales, la empatía y la colaboración. Utilizan la comunicación asertiva para avanzar en la dirección de una meta compartida. Y, por otra parte, también alimentan el diálogo y la escucha para resolver los conflictos.
La educación no solo reside en transmitir contenidos relacionados con diferentes asignaturas. La formación influye positivamente en el desarrollo integral de un ser humano libre. Por ello, los valores se sitúan en el corazón del proyecto educativo de un centro académico. Principios que están alineadas con la naturaleza del propio ser humano.
¿Qué beneficios ofrece la innovación educativa?
En primer lugar, se convierte en una excelente carta de presentación de la propuesta de valor de un centro educativo. La innovación refuerza la identidad de la institución. Por otra parte, surgen nuevos métodos que amplían la oferta existente. Y, en consecuencia, presentan un nuevo campo de posibilidades para las familias y los alumnos.
La innovación educativa también permite aprovechar las oportunidades que surgen en cada contexto. El pensamiento visual, por ejemplo, tiene una gran relevancia en la actualidad. Por otra parte, también conviene poner en valor el uso inteligente de la tecnología. La innovación adquiere una perspectiva holística en el ámbito educativo, puesto que integra a todos los elementos que intervienen en esta misión. Por ello, es un proyecto de equipo que está inspirado por objetivos realistas. Y, por otra parte, refleja un camino de mejora continua.
Permite evolucionar más allá de la enseñanza tradicional en la que el alumno atiende la lección magistral impartida por el profesor. Las clases prácticas y dinámicas sitúan al estudiante como protagonista de su propio aprendizaje.
Por tanto, la innovación educativa deja una huella positiva en el alumno. Produce beneficios en el presente y, también, en la carrera profesional. Por ejemplo, potencia el nivel de empleabilidad en el mundo laboral.