La etapa universitaria o la realización de un programa de Formación Profesional son experiencias que producen una huella positiva a largo plazo. Aportan aprendizaje, preparación, conocimiento y nuevas amistades. Sin embargo, existen otros procesos que también adquieren un lugar especial en el ámbito académico. El Bachillerato es un ejemplo de ello. Un periodo de descubrimiento que puede adquirir un enfoque social, como muestra el itinerario que comentamos en Formación y Estudios. Si decides estudiar el Bachillerato Social, tendrás la posibilidad de acceder a interesantes oportunidades de desarrollo profesional.
1. Cursar Trabajo Social
El bien común, la igualdad de oportunidades o la protección de los grupos vulnerables es muy importante. El trabajador social es un profesional que elabora planes de intervención adaptados a las necesidades de una situación. Proporciona acompañamiento y orientación a personas que, por medio del acceso a diferentes recursos de apoyo, mejoran su calidad de vida, desarrollan nuevas habilidades y adquieren un mayor grado de autonomía.
2. Estudiar Educación Infantil
Como hemos mencionado, la labor del trabajador social es clave para impulsar la igualdad de oportunidades, la inclusión, el desarrollo personal y el bienestar. Pues bien, la educación es otro de los ingredientes que propicia el crecimiento personal, el descubrimiento del mundo, la adquisición de habilidades, el desarrollo de la capacidad para tomar decisiones de forma responsable… La educación incide más allá del plano intelectual, puesto que también se relaciona con el campo emocional, psicológico, creativo y afectivo. A este respecto, la figura del educador infantil que elige dicha profesión de manera vocacional merece un reconocimiento especial. Su ejemplo produce un efecto muy positivo en el presente y el futuro de muchos niños.
La innovación en educación es clave para responder a los desafíos y necesidades de cada momento histórico. Actualmente, las pedagogías alternativas amplían la realidad de la enseñanza más allá del enfoque tradicional. Del mismo modo, la educación intercultural es muy importante en el ámbito académico porque refuerza la inclusión, el respeto y el entendimiento.
3. Filosofía
El ámbito social puede abordarse desde diferentes perspectivas. Y la filosofía, al igual que el trabajo social o la educación infantil, es una de las salidas que puede contemplar quien estudia dicho Bachillerato. Es habitual comparar dos o más itinerarios diferentes antes de hacer la inscripción en un programa específico. Es decir, es frecuente que el alumno quiera informarse sobre las opciones de empleo que aporta cada título.
El estudio de la Filosofía, al igual que otras disciplinas, es muy vocacional. Algunos alumnos descartan la realización de la carrera al estar condicionados por la creencia de que es muy difícil encontrar empleo más allá de la enseñanza. Sin embargo, el conocimiento filosófico puede prepararte para participar en proyectos de investigación, escribir libros o trabajar en el mundo de la empresa.
4. Estudiar Humanidades
La filosofía, como hemos indicado, está en conexión directa con distintos ámbitos como, por ejemplo, la ciencia, la política, la educación, el conocimiento, la historia, la antropología, el arte, la sociología, la ética, la sociedad… Pues bien, las Humanidades destacan por su carácter multidisciplinar. El estudiante que elige este itinerario adquiere una visión holística del ámbito social a través de historias que agrupan una gran variedad de materias y temas diferentes. Por ejemplo, el alumno tiene la oportunidad de estudiar cuestiones relacionadas con la historia, la filosofía, la literatura, el arte, la pedagogía o la comunicación.
El ámbito social es dinámico, cambia y evoluciona continuamente. La pandemia ha impulsado pequeñas y grandes transformaciones. Por ello, surgen nuevas respuestas que pueden responderse desde el trabajo social, la educación, la filosofía y las humanidades. En definitiva, desde el punto de vista humano.