Quién inventó los exámenes: descubre su historia

Quién inventó los exámenes: descubre su historia

Existen diferentes procesos de evaluación que se integran a lo largo de la vida académica de un estudiante hasta llegar a la universidad o a un programa de Formación Profesional. Un proceso de oposición también refleja el nivel de exigencia que afronta quien aspira a una plaza concreta en una convocatoria.

Aunque existen otras experiencias que suelen resultar más apetecibles que hacer un examen, es habitual que el estudiante esté familiarizado con todas las dinámicas que se integran en la rutina de estudio. Hacer un examen y esperar el resultado final es un ejemplo de ello. ¿Pero alguna vez te has preguntado quién inventó los exámenes? ¿Cuál es la historia que ha dado lugar a un proceso tan habitual?

El origen de los exámenes se contextualiza en China

Hay que dar un importante salto temporal para contextualizar el origen de los exámenes que se enmarca en China en torno al siglo VII a.C. Las pruebas a las que hacemos referencia recibían el nombre de exámenes imperiales. Era un tipo de proceso que puede ponerse en relación con las oposiciones actuales. En las oposiciones, un grupo de personas opta a un número de plazas y el modo de acceso se centra en el mérito personal de cada candidato que, a través de su esfuerzo e implicación, consigue el objetivo que se ha marcado.

Pues bien, los primeros exámenes que se llevaron a cabo en China ponían en valor el talento, las competencias, las cualidades y las habilidades que de forma objetiva mostraba cada candidato. De este modo, a través de un exigente proceso de evaluación, era posible elegir a las personas más preparadas para ocupar un puesto de responsabilidad.

Muchos exámenes profundizan en torno a la historia de una materia en concreto como el derecho, la filosofía o la ciencia. Sin embargo, los exámenes tienen su propia historia como muestra su evolución a lo largo del tiempo. El enfoque de los primeros exámenes a los que hemos hecho referencia tiene una perspectiva que pone en el centro la meritocracia. A través de un proceso de evaluación exigente, destacan aquellos candidatos que muestran las cualidades necesarias para asumir un reto. Pero el reconocimiento del mérito no es fruto del azar, sino que queda acreditado a través de objetivos que pueden comprobarse y medirse.

Quién inventó los exámenes: descubre su historia

El valor de la meritocracia en el proceso de evaluación

Desde este enfoque, cada persona se implica para desarrollar su potencial, mostrar su preparación y diferenciarse de los demás. Es una mentalidad que todavía está bastante arraigada en la sociedad actual. Por ejemplo, una persona puede tener la creencia de que un alto nivel de formación le abre puertas importantes en su carrera profesional (aunque es algo que no siempre sucede a nivel práctico). Al menos, no siempre existe una conexión entre las condiciones profesionales y los méritos señalados en el currículum. De hecho, el enfoque de la meritocracia también plantea grandes inconvenientes. Aunque pueda parecer que fomenta la igualdad de oportunidades, cada ser humano parte desde una situación concreta.

En ocasiones, la superación de los exámenes supone un reto exigente. Los estudiantes depositan muchas expectativas en las pruebas de Selectividad, por ejemplo. Son conscientes del significado que tienen los resultados en el acceso a la universidad. Pero existen muchos tipos de exámenes diferentes y el contexto en el que se desarrollan tampoco es único. Ya desde el colegio, los niños empiezan a descubrir una experiencia que produce emociones y sensaciones diferentes en función del momento. En cualquier caso, la historia de los exámenes también es prolongada en el tiempo puesto que su origen, como hemos comentado, se enmarca en China.


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