Muchas veces nos planteamos la duda de si habrá o no enchufe en las oposiciones, de si una persona conoce a gente del tribunal y éste puede «pasarle la mano» en las oposiciones (hasta el punto mismo de obtener plaza por ese medio). Esta inquietud es común entre los aspirantes a una plaza pública, ya que cada año se oyen rumores sobre favoritismos y subjetividades que ponen en entredicho la objetividad de los procesos de selección.
¿Es posible que haya «enchufe» en las oposiciones?
Una de las mayores preocupaciones de los opositores es si el hecho de conocer a alguien del tribunal puede influir en la valoración de los exámenes. Existe la sospecha de que un tribunal puede ser más benevolente con aquellos que tienen una relación previa con sus miembros.
Los tribunales de oposiciones están diseñados para ser imparciales y transparentes. Los miembros de estos tribunales no deberían dejarse influenciar por factores ajenos a las pruebas. La Ley establece que el único criterio válido para otorgar una plaza es el mérito y la capacidad demostrada por los candidatos. Sin embargo, la realidad a veces puede no ajustarse a esta teoría perfecta.
Las sospechas sobre la subjetividad en los tribunales
En los últimos años, ha habido múltiples quejas de opositores sobre la falta de transparencia y la posibilidad de subjetividades en las correcciones de los exámenes. Según el artículo publicado en El Confidencial, uno de los mayores problemas reside en las pruebas orales, dado que el tribunal tiene un mayor margen de discrecionalidad en la valoración de estas pruebas, lo que lleva a que su criterio sea más difícil de objetivar y, por tanto, más susceptible a interpretaciones.
Se hace énfasis en el hecho de que los exámenes orales no siempre quedan reflejados en grabaciones o documentos físicos que puedan ser auditados, tal como se menciona en el artículo. Esto crea una situación en la que los opositores, si consideran que han sido evaluados injustamente, no tienen forma de probarlo. Esta situación ha abierto la puerta a sospechas de favoritismo o corrupción.
El impacto de la discrecionalidad en la valoración de los exámenes
La discrecionalidad técnica se define como la libertad que tienen los tribunales para evaluar según su criterio técnico, tomando en cuenta una serie de factores que consideren relevantes. Aunque está respaldada por la normativa de oposiciones, muchas voces critican esta práctica porque puede dar lugar a valoraciones desiguales y, en consecuencia, a resultados injustos.
Un claro ejemplo de esta problemática lo expone La Voz de Galicia, que publica cómo los mismos exámenes corregidos por tribunales diferentes pueden arrojar notas dispares. Esto genera una falta de homogeneidad en el proceso y crea un clima de desconfianza entre los opositores. En un ejemplo extremo, se ha llegado a documentar que un tribunal aprobaba un porcentaje de candidatos mucho mayor que otro bajo las mismas condiciones.
La falta de transparencia y la opacidad del sistema
Uno de los reclamos más consistentes en contra del sistema de oposiciones es la falta de transparencia. Aunque la normativa dicta que los opositores pueden solicitar la revisión de sus exámenes, en la práctica, las revisiones muchas veces no son exhaustivas.
En Arainfo, el sindicato CGT señala que muchos opositores se han quejado de no poder acceder a sus exámenes para revisarlos adecuadamente en el proceso de reclamaciones. A menudo, los tribunales se limitan a realizar correcciones superficiales, sin ofrecer explicaciones detalladas sobre cada error o la razón detrás de una baja calificación.
El sistema se vuelve aún más opaco cuando los criterios de evaluación no se hacen públicos con anterioridad, lo que genera una gran incertidumbre entre los candidatos. Además, los propios miembros del tribunal pueden no estar de acuerdo en cómo aplicar los criterios, lo que añade otro nivel de subjetividad a las evaluaciones.
El factor suerte en las oposiciones
Otro elemento que influye en la subjetividad es el factor suerte. Aunque las pruebas de oposiciones están pensadas para ser evaluadas objetivamente, el grado de dificultad de los exámenes o la percepción que los miembros del tribunal tienen de un candidato puede variar dependiendo del día, del estado de ánimo o de las expectativas que tienen sobre cómo debe desarrollarse una prueba.
En palabras de Belén Romero Galán, miembro de un tribunal en las oposiciones de Lengua de Andalucía, el tribunal tiene una influencia decisiva en el futuro de los aspirantes. Describe cómo las propias rubricas y criterios de un tribunal pueden variar de otro, afectando directamente el resultado de los candidatos, lo que genera más incertidumbre y, por lo tanto, un nerviosismo añadido a un proceso ya por sí difícil y arduo.
Propuestas para mejorar la objetividad en las oposiciones
Para contrarrestar estos problemas, expertos y sindicatos han propuesto varias soluciones:
- Grabación de los exámenes orales: Una de las propuestas más repetidas es la obligación de grabar los exámenes orales para garantizar una mayor transparencia y permitir una revisión más rigurosa de las pruebas. Esto reduciría el margen de subjetividad y daría a los opositores una herramienta más para defender su trabajo en caso de reclamación.
- Criterios de evaluación predefinidos: Para disminuir la discrecionalidad de los tribunales, se propone que los criterios de evaluación se hagan públicos antes de la realización de los exámenes, lo que obligaría a los miembros del tribunal a evaluarlos de manera más coherente y reduciendo las diferencias entre tribunales.
- Tribunales especializados: Formar tribunales con miembros voluntarios o especializados exclusivamente en la corrección de exámenes de oposiciones, en lugar de asignar esta tarea a docentes en activo, también ayudaría a reducir la carga de trabajo de los tribunales y permitiría una mayor profesionalización del proceso.
- Revisión externa de exámenes: Finalmente, la posibilidad de que los exámenes puedan ser revisados por tribunales diferentes al que los evaluó inicialmente, tal y como ya se hace en otros países europeos, permitiría una doble verificación y evitaría posibles errores de valoración.
La inclusión de estas propuestas, si bien no eliminaría en su totalidad el problema de la subjetividad, sí que mejoraría de manera drástica la transparencia y la objetividad del proceso, beneficiando tanto a los opositores como a los propios miembros de los tribunales.
El proceso de oposiciones es un camino complicado para muchos aspirantes. Superar los exámenes requiere no solo de conocimientos, sino de enfrentarse a una realidad en la que la subjetividad de los tribunales y otros factores externos pueden influir en el resultado final. Aunque se hayan dado pasos en la dirección correcta, es fundamental que se sigan aplicando medidas que garanticen la igualdad de oportunidades y la transparencia en todo el proceso.