Tenemos dos formas de aprobar un examen. Una buena y otra mala. Por una parte, tenemos la oportunidad de estudiar todos los apuntes que hayamos escrito. Se trata de una tarea que puede llegar a ser muy difícil, dependiendo de los contenidos. Pero también es cierto que es la mejor forma. Por otro lado, también podemos hacer trampas. Una manera no muy conveniente, ya que tiene sus riesgos.
En primer lugar os decimos que hacer trampas para aprobar los exámenes no es una buena idea. No es sólo por el simple hecho de que es algo que no está permitido y que puede poner en riesgo vuestra carrera estudiantil. Hay otro motivo: si lo hacéis, no podréis memorizar los conocimientos que necesitaréis para trabajar y, por lo tanto, no podréis desempeñar bien el empleo en el que os contraten.
Lo repetimos. No es recomendable hacer trampas para aprobar los exámenes. De hecho, si os descubren haciéndolo, es muy posible que os suspendan de forma directa, o que incluso os impongan algún tipo de castigo que os impedirá aprobar el curso con una nota más que suficiente. De esta forma, os damos más motivos para que no hagáis algo que no está permitido en los controles.
Las trampas no son buenas. Lo repetiremos las veces que haga falta. Por lo que la mejor opción es que estudiéis vuestros apuntes el tiempo que sea necesario, adquiráis esos conocimientos, y finalmente intentéis aprobar los exámenes a los que debáis hacer frente. Estamos seguros de que en más de una ocasión os resultará incluso más fácil que haciéndolo de otra manera.
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