Un estudiante establece un plan de estudio en el que intervienen metas a corto plazo, pero también otras metas más lejanas. En Formación y Estudios compartimos seis ejemplos de propósitos a tener en cuenta. En la actualidad, puedes reflexionar sobre cuáles son tus propósitos a largo plazo. Estos ejemplos que compartimos en este artículo son una inspiración que puede darte ideas.
1. Alcanzar el título
Cuando un alumno se matrícula en el primer curso de un grado universitario, por ejemplo, visualiza una etapa que conduce al momento final en el que obtiene el título. Ese instante marcará un punto de inflexión en su carrera como profesional.
Como titulado en una especialidad concreta, podrá orientar su búsqueda de empleo en ese sector para el que se ha preparado. Este ejemplo puede concretarse en cualquier ámbito académico.
2. Formación continua
La formación continua es un objetivo tanto a corto plazo como a largo plazo. Es importante estar preparado para el cambio en el ámbito profesional actual. Y para impulsar esta preparación ante un nuevo empleo es recomendable dedicar tiempo a este aprendizaje.
De este modo, cada persona, a lo largo de su vida, puede marcarse la meta de realizar un número de cursos al año para actualizar el currículum. Existen iniciativas concretas que permiten potenciar esta formación continua. Por ejemplo, asistir a cursos de verano cada año en la universidad.
Existe un objetivo de formación continua que es frecuente a largo plazo: aprender un idioma.
3. Ser feliz en el trabajo
Cada persona tiene sus propios propósitos académicos y profesionales a largo plazo. Por ello, reflexiona sobre cuáles son aquellos principios que te motivan. Sin embargo, existe una meta universal con la que muchos profesionales se sienten identificados: el deseo de ser feliz en el trabajo inspira muchas decisiones relevantes.
Por ejemplo, el descubrimiento de la vocación personal, la elección de la formación, la búsqueda del trabajo ideal… Este es un objetivo a largo plazo que, ojalá, se haga realidad en la vida de todas las personas.
4. Vivir nuevas experiencias
En el ámbito académico existen muchas experiencias diferentes que enriquecen la trayectoria del protagonista. Asistir a un congreso, vivir un periodo académico en otro país, participar en un certamen literario, ser voluntario en la universidad, asistir a una nueva actividad en el tiempo libre, hacer el doctorado, vivir un periodo de descanso, hacer prácticas en una empresa, realizar cursos de verano…
En conclusión, estos son solo algunas de las muchas nuevas experiencias que se concretan en este propósito a largo plazo. Un propósito que es un importante aliciente.
5. Conseguir una beca de estudios
Existen objetivos a largo plazo que, a su vez, también pueden quedar vinculados a la expectativa de lograr una beca. Por ejemplo, quien quiere cursar una etapa académica en otro centro universitario para reforzar el aprendizaje de un idioma, estará atento a aquellas convocatorias de becas que ofrecen esta ayuda específica.
Si alguien tiene el objetivo a largo plazo de realizar el doctorado, también tomará la iniciativa de presentarse a aquellas ayudas para investigadores.
6. Hacer contactos
El ámbito académico está muy vinculado al aspecto personal. A nivel humano, una meta frecuente es hacer amigos nuevos y mantenerlos a lo largo del tiempo. Del mismo modo, la etapa académica también ofrece la oportunidad de hacer algunos contactos que, tal vez en el futuro, propicien posibles colaboraciones.
Seis objetivos a largo plazo de un estudiante, seis metas que pueden servirte de reflexión para concretar aquello que deseas hacer realidad: alcanzar un título, mantener una formación continua, ser feliz en el trabajo, vivir nuevas experiencias, conseguir una beca y hacer contactos son algunos de estos fines.
ser una buena doctora