Es recomendable utilizar técnicas de estudio para incrementar la comprensión lectora y trabajar en profundidad un contenido. La experiencia práctica es clave para que, después de un tiempo, el alumno se sienta cómodo y familiarizado con la elaboración de esquemas, mapas conceptuales o el subrayado. Como cualquier otro objetivo formativo, el descubrimiento de estas herramientas requiere de un proceso de aprendizaje. ¿Cómo enseñar técnicas de estudio? En Formación y Estudios te damos algunas ideas.
1. La preparación para el estudio
El objetivo de enseñar técnicas es que el estudiante pueda utilizar esos recursos cuando los necesite. Son herramientas básicas para mejorar la concentración, la comprensión lectora y el repaso. Sin embargo, existe un aspecto esencial durante el proceso de estudio: la fase de preparación. Por ejemplo, es recomendable contar con un espacio específicamente diseñado para la tarea. Un entorno ordenado, práctico y libre de interrupciones.
2. Muestra ejemplos de diferentes técnicas de estudio
Antes de emprender la tarea de subrayar o hacer un esquema, es posible visualizar otras referencias. En ese caso, es importante contar con el texto original y el trabajo realizado con la técnica de estudio empleada. Ten en cuenta que esa información sirve como guía para llevar a cabo el proceso.
Es decir, es útil para comprender el paso a paso. Cada una de las técnicas de estudio también conecta con las demás. Por ejemplo, la información seleccionada en el subrayado se convierte en la materia prima para realizar un buen esquema. Por ello, puedes enseñar a subrayar en primer lugar. Y, para ello, acompaña el proceso de lectura en voz alta. Pon el acento en la importancia de identificar en cada párrafo los conceptos clave: aquellos que sintetizan el núcleo de cada apartado.
3. Explica los beneficios de cada técnica de estudio
El uso de las técnicas de estudio refuerza la autonomía en el ámbito académico. El estudiante se implica de forma proactiva en el análisis del texto. Los recursos y herramientas utilizados durante el plan de acción tienen un fin práctico. Por ello, es recomendable explicar y comentar cuáles son los beneficios de cada medio. La enumeración de las ventajas ofrece una descripción que pone en valor los puntos positivos de cada propuesta.
4. Realización de ejercicios prácticos
El aprendizaje de las matemáticas, la ortografía o un idioma están acompañados por la realización de ejercicios prácticos. Cada propuesta tiene un propósito y un sentido. Pues bien, el descubrimiento de las técnicas de estudio se completa con la elaboración de dinámicas concretas. De este modo, el alumno descubre las claves de cada idea. Pero es importante seleccionar textos acordes al nivel académico en el que se encuentra el estudiante.
Ejercita su comprensión lectora en torno a un contenido que utiliza un lenguaje asequible. Si la persona no entiende el significado de muchas de las palabras que componen el tema, experimenta un alto nivel de dificultad para identificar la tesis principal o los conceptos clave. Por otra parte, tras la realización de un ejercicio práctico, conviene hacer un seguimiento de la actividad. De este modo, puedes señalar los aciertos, aquellos aspectos que se han realizado correctamente y que pueden seguir desarrollándose de ese modo. ¿Y qué puntos pueden mejorarse en el futuro? Conviene indicar esta cuestión.
Por otra parte, el proceso de enseñanza es personalizado porque cada alumno experimenta sus propias dificultades. Por ello, el proceso pone el acento en las necesidades concretas e individuales. Por ejemplo, tal vez un estudiante necesite más tiempo para ganar confianza en la realización de esquemas. En ese caso, conviene reforzar la práctica de esta técnica de estudio. Por el contrario, es posible invertir menos tiempo en aquellas propuestas que le parecen más sencillas.