Numerosos estudios han mostrado la relación directa que existe entre la alimentación y la concentración o los niveles de estudio, sobre todo en niños y adolescentes, donde una mala alimentación puede reducir el rendimiento escolar a niveles alarmantes. Una dieta baja en vitaminas puede provocar un descenso en la concentración y atención del niño.
Es importante que nuestros hijos adquieran desde muy pequeños unas costumbres alimenticias óptimas. Es importante que la dieta de nuestros hijos tenga todos los valores cubiertos, tanto de vitaminas como de hidratos de carbono. Si faltan los hidratos de carbono, el gasto energético que supone el uso del cerebro tendrá que ser fruto de proteínas o grasas.
Pero, si estamos en época de exámenes, tampoco es necesario tomar más hidratos de carbono. Lo ideal es aumentar determinados nutrientes como las vitaminas del grupo B, la vitamina E, potasio, magnesio, zinc, litio, silicio, selenio y cromo. Todos estos nutrientes tienen una gran relación con la memoria, el rendimiento de nuestro cerebro y hasta el estado de ánimo.
Como podéis ver es muy importante la alimentación, pero más que una relación directa con el estudio podemos concluir que la alimentación está relacionada con el estado de ánimo. Y este es fundamental para estudiar. Os dejamos con unos consejos para mejorar la alimentación de nuestros hijos:
- No sustituir platos tradicionales por platos precocinados.
- Incluir diariamente una ensalada o verdura cocida.
- Consumir tres veces por semana pasta o arroz.
- Tomar hasta cinco piezas de fruta al día.
- No olvidar tomas lácteos diariamente.
- Tomar patatas todos los días, aunque de forma saludable (hervidas, al vapor, al horno,…) y no fritas.