Durante las vacaciones de verano, muchos estudiantes deciden trasladarse a la biblioteca más cercana con el fin de preparar los exámenes de septiembre. Este tipo de instalaciones proporcionan bastante tranquilidad, lo que ayuda mucho a adquirir los conocimientos necesarios.
Sin embargo, antes de seguir con la entrada, nos gustaría mencionar un pero que tienen estas infraestructuras: Los horarios. En los meses de verano, las horas en las que están abiertas las bibliotecas se reducen. Esto significa que sólo abren por la mañana.
Suponemos que ya sabréis lo que esto significa para muchos estudiantes, quienes se ven obligados a reducir sus horas de estudio a unas pocas. Las tardes las tendrán libres, pero también es cierto que muchos prefieren estudiar, antes que estar libres.
Los impedimentos son más que evidentes. Para empezar, tal y como ya hemos dicho, las horas de estudio se ven reducidas. También hay que añadir que, aunque los estudiantes sigan haciendo sus tareas por la tarde, deberán hacerlo en un ambiente que podría desconcentrarles, o incluso darles más problemas que beneficios. Inconvenientes que algunos no se pueden permitir.
Es cierto que durante el verano, la gente trabaja menos. Pero también es cierto que se le debería prestar más apoyo a aquellas que necesitan dedicar todas las vacaciones a los estudios, o incluso al propio trabajo. Ante esto, sería buena idea ampliar los horarios de las bibliotecas, ofreciendo así nuevas posibilidades a los estudiantes.
Los exámenes de septiembre están cerca, lo que significa que muchos estudiantes estarán ahora estudiando todo lo posible para aprobarlos. Y, ante este panorama, una de las mejores ideas sería habilitar las bibliotecas por las tardes.
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