Tener motivación para estudiar es un objetivo esencial. Sin embargo, al igual que a nivel personal es importante no idealizar el concepto de felicidad. De igual modo, es aconsejable no convertir la motivación en un ingrediente indispensable. Sencillamente, porque habrá muchos días en los que lo que más te apetezca sea disfrutar de cualquier otro plan. Antes que sentarte en la mesa para estudiar. Pero puedes interiorizas el valor de la disciplina y del deber con más fuerza incluso que el de la motivación. Así consigues priorizar lo importante respecto de lo secundario en tu vida académica.
Psicología de la motivación
La motivación es una condición importante pero no es un factor determinante. De hecho, en esos días de desmotivación en los que, a pesar de la pereza comienzas con las tareas, te darás cuenta de cómo, el hecho de haber actuado en consecuencia, repercute en positivo en ti.
Por tanto, intenta cumplir con tu calendario de tareas. Más allá de cuál sea tu estado de ánimo. O de si en la calle llueve o hace sol. Es decir, se trata de que tomes las riendas de tus estudios sin dejarte condicionar constantemente por factores externos que, en muchos casos, se convierten en excusa para la pereza.
Para mantenerte motivado en tus estudios piensa en la satisfacción que sientes cuando obtienes una buena nota en los exámenes y disfrutas de esa alegría en familia y con amigos. Si estás en la universidad, piensa en cómo tu esfuerzo te va a dar la satisfacción de un futuro mejor que si no hubieses estudiado. Porque es verdad que una carrera no garantiza un trabajo de éxito, sin embargo, la vida de todo ser humano es mejor y más libre con conocimiento e información.
Toma el ejemplo de esos profesionales a los que admiras, para visualizarte en ellos en tu futuro.