Las crisis financieras pueden perjudicar tu vida e incluso, pueden hacer que abandones tus proyectos académicos o profesionales. Cuando esto ocurre parece que no hay ninguna luz al final del túnel y que todo está demasiado oscuro como para seguir luchando. Deudas, falta de dinero… todo esto te hace estar negativo y que tu estabilidad emocional también se vea perjudicada.
La realidad es que no puedes hacer una pausa en tu vida y rebobinar a cuando te iba todo bien en el tema económico. La vida no funciona así. Deberás resurgir de dónde estás ahora y no forzar las situaciones, simplemente poner de tu parte para que esa crisis financiera no te perjudique demasiado y no debas sufrir a corto ni a largo plazo. Una crisis financiera no tiene que hacer renunciar a tus sueños, es el momento de empezar de nuevo y hacer las cosas bien.
No permitas que el miedo se apodere de ti
Seguro que sientes miedo, es normal. Deberás cambiar cosas de tu vida para poder seguir hacia adelante. Quizá para poder mantener tu negocio y seguir viviendo de él o para poder seguir cursando tus estudios debas cambiar de hogar a uno más pequeño que te cueste menos dinero, o vender el coche o quizá… trabajar más. Pero lo que importa es que no caigas en la desesperación, sino que te sientes para buscar soluciones.
Es necesario que recuerdes que las consecuencias que te están ocurriendo deben ser motivos para que reacciones. Mira las cosas que te suceden con una luz neutra. Encuentra sentido a la capacidad de reinventarte a ti mismo y a tu situación. A partir de ahí, la única manera de continuar es subir hacia arriba.
Piensa en lo que puedes solucionar
Dependiendo del grado de severidad de las circunstancias que estás viviendo, es posible que tenga varias opciones que puedas aprovechar. En primer lugar, consulta con tu familia o pareja para saber cuáles son las mejores soluciones que tienes encima de la mesa. Debes buscar formas para pagar tus facturas sin tener que caer en una espiral de deudas. Piensa los gatos que debes eliminar, no cojas préstamos para pagar porque acabarás más endeudado aún… Prioriza lo más importante en tu vida y lo demás, déjalo a un lado, aunque sea de forma temporal.
Crea un plan de mejora
Es importante que te sientes en una mesa con papel y lápiz y empieces a trazar un plan de mejora. Si las cosas ya no pueden ir peor (o si), ahora solo queda pensar en cómo puedes hacer para que simplemente mejoren, aunque sea lentamente. Planifica tus necesidades personales, académicas o profesionales. Aunque parezca que tu vida está fuera de control, la realidad es que puedes controlarla más de lo que piensas tomando decisiones acerca de tus necesidades.
Es necesario que aprendas a vivir de forma sostenible. Empieza a comer en casa, a ir en transporte público a los sitios, reduce gastos en tu teléfono, vende lo que no necesites en casa… Haz todo lo posible para reducir los gastos y que al mismo tiempo, puedas aumentar tus ingresos.
Deja a tu ego a un lado
Quizá pensaste que nunca tendrías problemas financieros, pero la dignidad es más importante que todo eso. Deja a tu lado el ego y disfruta de los cupones de descuento del supermercado. Si puedes comprar en rebajas y ahorrarte dinero, mejor. Si tienes que vender tu coche y empezar a ir en transporte público piensa que puede ser algo temporal. Piensa que no eres el único en el mundo que tiene que luchar contra crisis financieras, pero que lo que importa es aprender y salir de ellas.
Eso también significa que tendrás que buscar oportunidades de trabajo que quizá nunca pensaste que utilizarías. Quizá estar un tiempo de cajero en un supermercado puede ser una forma de salir del paso. Existen también trabajos especiales más flexibles como el cuidado de niño, el paseo de perros… Trabajos puntuales que te pueden ayudar a tener un extra a final de mes y así no tener que prescindir de tus oportunidades académicas o de tus sueños laborales. La vida puede ser mucho más fácil de lo que parece, aunque a veces hayan baches. Lo que importa es tomar las riendas.